jueves, 19 de abril de 2012

BITÁCORA DE VIAJE. PARTE 1. LONDRES.

El siguiente es el primero de una serie de artículos que describirán mis vacaciones y que publicaré en medida que los vaya escribiendo. Algunos tendrán incidencias peculiares y otros serán totalmente corrientes, pero lo acontecido ya es pasado, ya son recuerdos.
BITÁCORA DE VIAJE, Parte 1: Londres.
Sábado, 7 de Abril, 3:00 PM.
Mis vacaciones habían empezado el mediodía del Jueves, a partir de ese momento estaba libre. Aproveché el Viernes para recorrer partes de Londres que aún no había visto y para planificar el resto de mis días, así como para comprar una cámara puesto que la mía se había roto, la nueva salió una ganga y toma fotos que da gusto (Además de funcionar con baterías AA en lugar de ser recargable, vital en un viajero que las ha visto grises por tener una cámara descargada). Los planes no habían sido diseñados y solo habían tres condiciones fijas:
-Primero, el Domingo en la mañana (7:05 AM, en concreto) tenía un avión desde Stansted hacia Lyon y mi autobús desde Londres hasta Stansted salía el Sábado a las 11 de la Noche, por tanto tocaba esperar 7 horas en el Aeropuerto. Indicio Explicativo: Stansted no está en Londres, está a una hora en autobús y escogí el autobús a esa hora porque salía más barato.
-Segundo, la noche del Lunes de la semana siguiente (16 de Abril, 8 Días después) tenía un avión desde Málaga hacia Stansted. Pasara lo que pasara, ese día tenía que estar en Málaga, sin saber si quiera como llegarle. No había comprado boleto de autobús desde Stansted hacia Londres para regresarme a la casa el Lunes en la noche, pensaba resolver eso después.
-Tercero, tenía intenciones de ir a Gibraltar fuese lo que fuese, sin saber explicar el porqué de las mismas. Quizás el hecho de que sean territorio Británico y esté viviendo en Londres, quizás fue una idea alimentada por mi idilio hacia la trilogía Millenium.
Salgo de mi casa con dirección hacia el centro de Londres a las 3 de la tarde del sábado aproximadamente, 8 horas antes de que saliera mi autobús al aeropuerto y 16 horas antes de que salga mi avión. Los motivos de la antelación eran sencillos, me aburría en la casa y pensaba esperar sentado en algún McDonald’s o Starbucks con WiFi mientras hacía tiempo. Había un pequeño problema, se me había jodido el teléfono la noche anterior. Mis comunicaciones dependían en mi laptop, así como en lugares donde la pudiera cargar y en puntos WiFi. Al llegar al centro no tardo en darme cuenta que había dejado lo más importante en la casa: mi tarjeta del banco. No cargaba efectivo, por lo tanto, sin tarjeta no cargaba un centavo. Me devuelvo a la casa a buscarla y me devuelvo al centro, en este proceso no llego a Charing Cross (El mero centro de Londres) sino hasta las 7-8 de la noche. Entro a un McDonald’s, pido un agua y me conecto a Internet a medida que el FC Barcelona ganaba en Liga y a medida en que #RoboAlZaragoza se hacía Top Trending en Twitter. Espero hasta las 9:45 y tomo el metro hacia la terminal de autobuses, a la que llego con un par de horas de antelación y repito el mismo proceso, McDonald’s-Agua-WiFi.
Sale mi autobús a Stansted, una pollera pintada de naranja que hacía que las camioneticas de Caracas parecieran expresos VIP. Indicio Explicativo: una pollera es el camión en el que esconden a los Mexicanos para cruzar la frontera hacia Estados Unidos.
Llego al Aeropuerto a medianoche y con 7 horas de antelación al vuelo. Yo pensaba que era el único loquito durmiendo en el Aeropuerto, cuando al llegar veo gente acostada durmiendo en cada rincón o banquito posible. Lo último que tenía eran intenciones de dormir y procedo a hacer un reconocimiento de la terminal y cuando me refiero a un reconocimiento me refiero a BUSCAR ENCHUFES. La búsqueda de enchufes iba a ser el principal hobby de todo mi viaje. Nada, absolutamente nada, ni un solo enchufe visible en toda una terminal, parecía increíble. Tras seguir caminando descubro que el Aeropuerto tenía un salón de maquinitas, BINGO!, desconecto una de esas maquinitas de carreras y pongo a cargar mi laptop en su lugar. Leo un capítulo de El Retrato de Dorian Gray mientras espero a que cargara lo suficiente para prenderla, al hacerlo me doy cuenta que el único punto de WiFi público era pago, por lo tanto todo había sido en vano. Me tocaba esperar a Francia para conseguir un punto WiFi gratuito. Afortunadamente había contestado todos los emails pendientes en el McDonald’s de la terminal de autobuses. Con una laptop sin internet mi única fuente de entretenimiento era mi Kindle y las novelas que allí poseía.
Tras haber cargado la Laptop procedo a ir al baño y me encuentro con una grata sorpresa. Los baños del Aeropuerto tienen ducha! No me había bañado en la mañana y por tanto aproveche de hacerlo en el Aeropuerto, la ducha tenía agua caliente y hasta dispensador de jabón, me sentía hombre nuevo. Tras ducharme y con las ideas frescas, me voy a la única cafetería abierta y me dispongo a leer. La anécdota curiosa radica en que en una mesa de la cafetería había un tipo que parecía estar dormido, nada sorprendente puesto que mucha gente estaba dormida, lo curioso radica en que el tipo se cae de la silla y no estaba dormido, sino inconsciente y en estado de coma etílico. Por un tipo en coma etílico llegaron a la cafetería 3 oficiales de seguridad, 2 bomberos, 1 paramédico, 2 funcionarios del aeropuerto y 4 policías armados con rifles de guerra; todo esto para llevarse a un borracho inmóvil en una camilla. Momento donde me pongo a pensar: QUIÉN COÑO BEBE HASTA DESVANECER EN LA TERMINAL DE UN AEROPUERTO?
A las 5 de la mañana, tras haber leído un cuarto de libro, procedo al control de seguridad y equipaje. Dios bendiga a la Unión Europea y a su control de fronteras (Prácticamente inexistente) en cuanto a ciudadanos de la Unión se refiere. Mi equipaje era un morral con 4 cambios de ropa, pijama, laptop con cargador, teléfono con cargador, Kindle, cámara, crucifijo, reloj, una pulsera de goma, 2 pasaportes, llaves de la casa, una tarjeta de débito, 2 euros y 5 libras en monedas, tarjetas del transporte de Londres y unos pocos papeles. Llevaba una nota mental de comprarme un cepillo de dientes y un desodorante en algún momento del viaje. Paso al área de espera en 5 minutos, 3 de los cuales fueron sacándome y poniéndome de vuelta el reloj y la correa. Volaba con EasyJet, una aerolínea de bajo coste que conocía más nunca había utilizado. Cansado y sin haber dormido, entro a un bar donde la gente estaba desayunando y me pido un Whiskey doble en las rocas; primer y hasta ahora único trago de Whiskey que he tomado en 8 meses viviendo en el Reino Unido, vaya que me hacía falta. Faltando media hora para el despegue procedo a embarcar, iban solo 30 personas en el avión, siendo yo el único de piel blanca (Se notaba que iba desde Londres a Francia, una ciudad y un país en los que es imposible conseguir personas de tez caucásica). Despegamos a tiempo, destino: Lyon.
Domingo, 8 de Abril, 7:05 AM. Fin de la parte 1.

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