lunes, 25 de marzo de 2013

Bitácora. Parte II. Ginebra.

Haré referencia a esta ciudad como Ginebra en Español y Geneva en Inglés.

Aterrizaje, Martes, 22:45. La experienca da frutos, dormí desde el despegue hasta el aterrizaje. Tres minutos fue el tiempo que me tomó salir del avión hasta llegar a la terminal. Todo en orden. Empieza el overlook, primero y principal, definir la logística.

Un tren nocturno implicaría dormir en la central de Ginebra, no sabía si esta siquiera permanecería abierta. El primer tren de la mañana era a las 5. Ahora a buscar enchufes, lo fundamental de cada viaje es tener las baterías a tope.

Los enchufes sobraban pero el de mi preferencia estaba ocupado porque en el área adyacente estaba un grupo de Argentinos filmando una película, primer momento random. Busco otro, se me sienta al lado una húngara pidiéndome le dejara compartir enchufe, una húngara que hablaba español porque era hija de inmigrantes chilenos que escaparon de Pinochet, segundo momento random.

Creo haber dormido un par de horas, pero estuve en vigilia por 4, sin estar seguro si estaba durmiendo, soñando o despierto y en pleno uso de mis facultades psicotécnicas. La vigilia se convertiría en mi estado natural.

Tren a tiempo y llegada a Ginebra en la mañana. Empezaba a recorrer la que había sido hasta entonces una de mis ciudades fetiche. Pocas cosas son tan inexplicables como mi aprecio por Suiza. Primero el recorrido por el centro, después Place Des Nations.

Llevaba puesto los audífonos al máximo, hasta que la policía me pidió que los bajara. Se me olvidaba que en Ginebra es ilegal tirar del retrete después de las 21:00, silencio perpetuo que tocaba respetar para que todos pudieran escuchar el tic-tac de sus relojes. Duré hasta las 7:30 en ver a un par de personas, hasta entonces era el único en la ciudad conocida como "capital de la paz".

En Ginebra hay una Mont Blanc en la cantidad en la que en Higuerote hay una licorería, a nivel de una Mont Blanc por cuadra. Y los ginebrinos, se paran en la Mont Blanc a pillar un reloj o un bolígrafo nuevo con la soltura, firmeza y decisión con las que yo me paro a comprar una barra de pan cuando estoy de camino a la casa.

Su centro no difiere mucho del de cualquier ciudad Europea, catedral, ayuntamiento, par de museos y muro de la reforma. Llevaba Converse, camiseta, chaqueta de algodón, chubasquero y vaqueros. Sin embargo, la forma en que iba vestido no era suficientemente adecuada para que me dejaran entrar a la mitad de las CAFETERÍAS (!?!?!?) del centro de Ginebra.

Habiendo visto el centro me dirijo a La Jonction, la confluencia de los dos ríos que delimitan Ginebra, probablemente el barrio más feo y peligroso de la ciudad. La Jonction en Madrid sería algo del nivel de Serrano, en Caracas algo del nivel de Altamira y en Londres algo del nivel de Islington (Come on you Gunners!). Lluvia y cielo nublado, mi zapato derecho tiene una filtración, medias empapadas.

En el camino, dos chiringuitos con nombres en Gallego. Siempre había entendido que eran muchos los Gallegos en Suiza, ahora veo que somos pueblos cuyos dos principales elementos poblacionales son los mismos: Corruptos y Vaquiñas.

De allí a Place Des Nations, la sede de las Naciones Unidas. Se hace el tour, me codeaba junto a asquerosos diplomáticos de todas partes del mundo. Resulta que España ha donado casi la mitad de las obras de arte del edificio. Eso fue lo único que me quedó. El tour incluía un discurso en el Assembly Hall. Me senté de último, cargué el móvil y entré a internet. Los cabroncetes de la ONU nunca serán de mi agrado, pero al menos ya me dan corriente eléctrica y WiFi.

Demandé que me dieran la presidencia de Venezuela, me la negaron. Demandé independencia para Galicia, Euskadi, Catalunya, Baviera, Britania, Escocia, Cornualles y Lombardía; me la negaron. Al salir me topo con un grupo de Españoles que estaban en excursión, me abro la chaqueta y enseño mi camiseta con la Ikurriña, me gritan "Etarra!", me encanta. Me pregunto, "What the fuck, Qué instituto en España tiene pasta para financiarse una excursión a Ginebra?". Pijos madrileños, seguramente.

De vuelta al centro a hacer un par de fotos y beber agua directamente de las fuentes. El agua de grifo de Ginebra es una experiencia celestial y adictiva, me quedaba con las ganas de llevarme 5 galones de agua Ginebrina. El cielo se había despejado y yo me quedaba dormido en todos lados.

Entré a McDonald's a por WiFi y un helado. WTF. En Ginebra, el 90% de las personas que van a McDonald's, piden McNuggets. Los "raros", los que piden hamburguesas, se las comen con cuchillo y tenedor. No sé que decir. Me recordé del mítico Pie de Manzana que vendía McDonald's, bueno, en Ginebra venden el "Sundae de Pie de Manzana". Experiencia gastronómicamente orgásmica. Éxtasis puro en la forma de manzana, caramelizada y al horno, con helado de mantecado. Increíble.

Existe un Central Perk en Suiza. No, no me conseguí a Bárcenas. Pero todos los hispanoparlantes que vi en Suiza tenían uno más pinta de corrupto y ladrón que el otro.

Tenía un remolque a Berna conseguido por Hitchhikers Europe, de allí un bus a Múnich. La última vez que tomé un bus a Alemania desde la parte alemana de Suiza (Zurich-Frankfurt) detuvieron a tres camellos somalíes que iban en mi mismo bus. 9 horas de viaje, que esperaba dormir desde el inicio. La misión era conquistar la Baviera.

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